EL PREOCUPANTE TRASFONDO DE LA REALIDAD

ESPERANZADOS, PERO… ¿NO DEBERÍAMOS SENTIR CIERTA INQUIETUD?

Siempre creí que sonaba a falta de respeto por Ud el opinar o analizar desde este rincón del país, lo que ocurre con nuestra situación nacional en casos muy puntuales o inmediatos como puede ser el tema del campo y sus colaterales. Simplemente por no disponer de la última información y de acceso a fuentes suficientemente cercanas, como dispone un Jorge Lanata, Nelson Castro o Joaquín Morales Solá por ejemplo (sin compararme por supuesto) más allá de escuchar o leer a un especialista en el tema. No obstante y con esta salvaguarda, me atrevo a esbozar una idea sobre todo desde lo ideológico al abordar esta problemática que en nuestro medio en el fárrago de noticias, puede perderse.-
Mi preocupación está orientada a intentar conocer qué ocurrirá con nuestro país, cuando no exista otra alternativa a la de suspender la política de subsidios sobre la que está montada nuestra economía.-
¿Cuánto se incrementarán los precios cuando la nafta y el gasoil cuesten lo que deben costar y cuestan en cualquier otro país? ¿Cuánto se incrementarán los precios de granos y oleaginosas después de haberse perdido una cosecha que nadie está sembrando? ¿Cuánto se incrementarán los precios cuando el gas natural tenga el costo que debe y no se subsidie? ¿Cuánto costarán los productos industriales ante la inevitable crisis energética por falta de inversión?
¿Hasta cuándo se sostendrá el tipo de cambio desfavorable? ¿Y la voracidad fiscal? ¿y la inflación descontrolada absurda y descaradamente ocultada? ¿Y la carne que consumimos y ya no conviene criar? ¿Cuánta desocupación se sumará al incesante y necesario aumento de salarios para acompañar todas aquellas alzas? Y ¿Cuánta se sumará al no poderse mantener los subsidios de los planes a personas que hace ya unos veinte años que no trabajan y se han mantenido con éstos?
Porque si algo debemos tener en claro, es que no hay reservas suficientes en el Banco Central para sostener en el tiempo esta situación subsidiaria que parece no prever otra política de acción, al no vislumbrarse a corto plazo políticas de favorecimiento de inversión por ejemplo. Inversión que no radica en capitales nuestros ¿eh? Porque no alcanzarían. Sino en verdaderos capitales extranjeros que no tengan la puerta abierta sólo para la usura y el crédito de fácil recupero a intereses exorbitantemente dolarizados, merced a la quietud de una divisa contenida a presión. Claro que siempre existe la posibilidad de solicitar dineros al exterior para mantenernos pero…. ¿no fue justamente eso lo que nos llevó adonde nos llevó? y no queremos repetir, pero… ¿No es justamente eso lo que venimos haciendo con Venezuela por ejemplo?
Me gustaría convencerme que son inquietudes innecesarias por inexactas, pero mirando la pantalla televisiva y viendo cómo se fomenta la división entre nosotros para sostener la falacia de generar una supuesta derechización del país, que justifique esto y me haga seguir siendo el bueno a los ojos de los demás… más me inquieta todavía. ¿Lo pensó?

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