viernes, 4 de mayo de 2007

ACTITUDES QUE NOS PRESENTAN COMO SOMOS

CUANDO FALTA SENTIDO DE PERTENENCIA Y DE AMOR POR UNA TIERRA

Este 3 de Mayo, nos encontró con actitudes y sentimientos diferentes. La mayoría en medio de una tranquila alegría, otros indiferentes una vez más y los restantes, con mucha emoción y sentido de pertenencia agregada. Sin embargo, muchos sentimos dolor y vergüenza. ¡Qué contradicción y cuántos sentimientos encontrados!
Tal vez necesitábamos una situación como la dada para darnos cuenta quiénes somos, qué transmitimos a nuestros hijos y visitantes y por qué no también, qué diferencias de sentimientos pueden anidar en unos y en otros de nosotros.
Una circunstancia histórica nos puso frente a un espejo al que seguramente no le prestamos habitualmente la debida atención y muchos, comenzaron a comprender lo que a veces no sabemos cómo explicar y nace de un profundo amor, orgullo y admiración por este lugar.-
En ciento cinco años de conmemoración del 3 de Mayo en Bariloche, no logré que ninguno de los antiguos habitantes a los que consulté, pudiera recordar una situación semejante a la vivida. Todos recordaban los actos conmemorativos y según los años y habitantes: en el interior de la Biblioteca Sarmiento, bajo las arcadas del ex correo, en el Gimnasio Pedro Estremador, alguna vez en el Don Bosco, últimamente en el Gimnasio 1 y siempre que por razones climáticas no pudo hacerse el esperado desfile. Hace muchos años, porque nevaba tanto que no se podía caminar y era muy difícil para los chicos y más acá en el tiempo porque llovía a baldes, pero con el clima imperante en las últimas dos décadas, realmente nada obstaba para que no se hiciera.-
Es más, la suerte del 3 de Mayo y la del día del montañés era similar, muy arraigado y con mucho signo de pertenencia, que en el segundo de los casos se ha ido deteriorando ante la apatía de sucesivos gobiernos que mal interpretándolo y por comodidad de los actores, lo han ido abandonando a su suerte. Lo cierto es que ante el error oficial cometido, la gente dijo que no y procedió a corregirlo. Se acercó igual, reunió fuerzas y espontáneamente se organizó en un desfile donde, organizada y orgullosamente, con la frente alta, siguiendo los sonidos de la música de cada corazón al redoble del orgullo de pertenecer, manifestó esa pertenencia ante quien quisiera verlo. Se estrechó en abrazos emotivos unidos por el mismo sentimiento, con vecinos conocidos y no, a los ojitos y sonrisas de los chicos que aprobaban admirativamente la expresión de tantos grandulones de ojos turbiados por algún lagrimón que producía la emoción.-
Fuimos testigos y protagonistas espontáneos de una jornada que entra en la historia de nuestro pueblo por la puerta grande. Tan importante aún cuando distinta de aquellos barilochazos y barilochitos, que graficaban nuestro carácter hasta hoy y como aquellos en la Plaza Expedicionarios al Desierto, enmarcada en tanto simbolismo y coronada por la entonación del Himno Nacional Argentino y un cumpleaños feliz. Y al finalizar, orgullosos, acalorados de la emoción y felices, todos los vecinos se retiraron organizadamente y en paz, satisfechos del deber cumplido y conscientes de haber co-protagonizado una partecita de nuestra historia. No hubo oportunismo, partidismo, ni ideología, ni nada, sólo sentimiento real y verdadero de ser barilochense, lo único importante.-
Quienes acostumbramos a mirar otras cosas y actitudes por la propia profesión sentimos otra vergüenza. La de no ver a lo largo de las cuadras recorridas y luego en la ciudad, a nuestra enseña patria flamear, colgar o adornar las vidrieras. Si hasta parece mentira, que nadie recuerde colocarla o lo que es peor no quiera, le de vergüenza, no esté de moda o le moleste. Escuché decir a un vecino caminante.. “a veces preferimos ser hijos de... que hijos de esta querida patria Argentina” y dígame ¿quién le podría decir lo contrario?

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